Hay tantas dudas, cuestionamientos, ideas inconclusas que transitan diariamente, minuto a minuto por nuestras vidas...y en muchas ocasiones hemos enfrentado nuestros mayores miedos (muchas veces inconscientes) teniendo una conversación frontal con un otro sin resolver mucho o más bien despejar aquello que nos incomoda, que nos molesta como la picada de zancudo del verano, que después de unos días es una costra de considerable tamaño.
Un sin fin de frases, oraciones, monosílabos que sólo traen consigo los famosos (y tan manoseados hoy por hoy) tres puntos o puntos suspensivos en forma escrita claro está, o los silencios más incómodos y poco retomables en palabras o sonidos.
Mamá, ¿Por qué te casaste con mi papá?...
Sé que todo ha sido raro estos días, pero las cosas mejorarán...lo prometo...
Yo te quise...alguna vez te quise...
Quiero saber quién es mi padre...
¿Cómo has estado?-He estado mejor-...
Nunca supe si todo esto fue verdad o un sueño...
Cómo quisiera volver el tiempo atrás...
Papá, ¿Por qué se separaron con la mamá?...
Quién cresta eres...
Nadie te ha querido como yo...
Lo hice y lo volvería a hacer...
No...
Sí, es verdad...
¿Estás?...
En donde estés, ¿me escuchas, me ves?...
No tengo nada que decirte al respecto...