jueves, 18 de octubre de 2012

Me gusta el rubor


Es cierto, está de moda y volvió para quedarse. En formato compacto o polvos, el rubor ha dado vida a tantas abuelitas (hasta a gente muerte cuando la maquillan para el último adiós) y hoy ilumina los pómulos - o trata de marcarlos a aquellas más redonditas de cara- de mujeres altas y bajas, rubias y morochas, flacas y gordas.

Me gusta. Es ese toque que te da como glamour, y si lo acompañamos de labios rojos, díganme si no les da personalidad y carácter a muchas de nosotras que caminamos un poco encorvadas y sin mucha gracia por los paseos peatonales?

En ocasiones, nos ha sacado de apuros: palidez extrema producto de baja de presión, dolor menstrual, pena, o falta de aire playero; disimular la vergüenza frente a una situación incómoda; o el "acaloramiento" frente a un hombre guapo que nos hace sacar a flote nuestros bajos instintos.

Adele, lo ha sabido usar de maravilla, porque hay que decirlo  -y espero que las pocas mujeres que leen este humilde blog tomen en cuenta este consejo- aunque sea moda, si no te ves bien frente al espejo o tu mejor amiga te dice "te queda bien, pero yo no lo usaría" hay que desistir.


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