domingo, 17 de marzo de 2013

Camiones con carro de arrastre

La libertad de manejar...la libertad de subirse a un automóvil, prender la radio, acomodar los espejos y emprender ruta. Aunque tengas el recorrido marcado en tu mapa de ruta, o el viaje esté determinado por quienes te acompañan, y tengas un destino final...emprender viaje siempre tiene aroma a aventura y libertad.

Pero no siempre podemos emprender el viaje con tanta liviandad, ya que traemos una carga, más pesada de lo normal, que sin ser nuestra, depende de nuestras directrices y guías.

Hace algunos días, pensaba en lo difícil de manejar un gran camión. Esos que transportan maderas por el sur, o animales y otras cargas, y que al pasar por el lado de ellos en la carretera te alejan hacia la orilla del camino.

Me preguntaba, qué razones harán que un chofer quiera tomar ese trabajo y "echarse" esa carga encima. ¿Qué características debe tener alguien para este oficio?, ¿cuáles serán las condiciones que debe sortear, más allá de los trasnoches, enfriamientos y comidas de madrugada en las hosterías del camino?...

Y un martes cualquiera, en plena ruta, apareció un camión de carga frente a mí. La escena era cotidiana y sin trascendencia para cualquiera (cualquier normal que no se llena de microrealidades la cabeza). El chofer luchaba por enderezarse y poder entrar, de cola, hacia el lugar de destino final. Como si eso no fuera poco, el entorno de carretera estrecha y su carro de arrastre, más el taco que se estaba formando hacían prever una tragedia....

No fue así: el chofer logró maniobrar perfectamente su camión con carro de arrastre y casi como una bailarina que hace su mejor paso en escena, su acto final fue hermoso y liviano.

Quizás quienes tenemos esa labor de cargar con nosotros y los que vienen detrás, tenemos el don de manejar la situación. No debe ser al azar que algunos de nosotros seamos los choferes de caminones cn carro de arrastre. Quizás hasta lo buscamos y nos sentimos los únicos capaces en nuestro alrededor de ejercer este oficio...y nos llega muchas veces y aprendemos a golpes a emprender ruta, girar, tomar velocidad y frenar cuando es adecuado.

Lo triste de esta historia es que mientras nos convencemos de ser estos choferes, hay choques, panas e insomnios...que vivimos solos, en nuestros camiones. Es cierto, conocemos mucha gente en el camino, quienes hacen más llevadero nuestro viaje, pero nadie conoce nuestra ruta y nuestra carga tan bien como nosotros.

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