miércoles, 10 de noviembre de 2010

Los secretos



Los grandes secretos que resguardo y que mantengo bajo siete llaves, suelen no ser míos. Las personas suelen confiarme sus historias más íntimas, oscuras, vergonzosas e incontables. Yo las mantengo en mis oídos, las digiero y las guardo en mi memoria que, sin afán de presumir, es bastante buena.

Existen momentos elegidos para tener secretos, como por ejemplo cuando uno está en medio de un proyecto y para que resulte decides no comentarle a nadie. Hasta que llegado el momento del éxito, comienzas a develar de a poco y contadas personas detalles del logro. Si no llegas a puerto, definitivamente te quedas con esta historia anotada en una servilleta que abandonas en la mesa de un café.

Me dan un poco de risa los secretos socialmente aceptados, como la edad de una mujer cuando ya sobrepasa los 30 años o el peso y la talla de la ropa; la pertenencia a algún grupo sectario, religión o ideología como la masonería.

Hay relaciones secretas, esas con emoción, una cuota de culpa y que te hacen tener la guata apretada. Suele pasar cuando eres el patas negras, por opción claro está.

Están las historias ocultas que al ser develadas cambian en 180° la vida de alguien y transforman para bien o para mal el diario vivir. Como cuando descubres que al que llamas "padre", no es quien te dio la vida.

Otras historias más oscuras, son develadas como acto de liberación, cuando te ves enfrentado a la muerte. En ese momento imagino que ansias sacar afuera algo que te aprisiona tanto que no te permite traspasar el umbral de la vida.

Han rondado hace un tiempo varios secretos por mi alrededor. He descubierto el porqué de la desaparición y posterior aparición de alguien, la explicación de la maternidad ejercida por mi querida Helen con nosotros los tres hermanos leones y la razón por la cual la doc no entiende la sexualidad placentera, sino sólo como fin para procrear.

Si bien a simple vista pareciera que tengo el sartén por el mango al tener acceso a tantas historias que nadie más conoce, muchas veces preferiría hacer oídos sordos frente a la llave de la libertad de quienes me entregan sus secretos.

1 comentario:

  1. Esto de los secretos es complicado. También me suele pasar que la gente me cuente sus cosas, sus secretos y quede con la responsabilidad de no difundirlos por ningún motivo. Y yo, gustosa los escucho; he guardado por millones porque no soy muy difusora de secretos. Sí me sorprendo que tengo secretos propios guardados que a nadie he confesado, ni siquiera a mi mejor amiga, a veces pienso que sería bueno confesarlos...
    Es un gran tema este de los secretos: hace poco leí sobre contar del embarazo antes de los tres meses; una conocida lo había hecho así (de hecho me contó a mi, que no somos muy cercanas) y a los días de difundir esta bella noticia, perdió a su hijo. Hasta me sentí culpable de haber escuchado su secreto/noticia, por un momento pensé que yo habia sido su mala suerte, (pero luego recapacité y pensé que no era así)
    EN fin, creo que, de cierta forma, hay algo en la palabra SECRETO que hace que todo lo que vayas a contar tenga una personal connotación y solo pocas personas logran guardarlos de verdad...

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