Yo...junto monedas.

Hace dos años lo hago. Cumpliré tres. Y puede ser algo totalmente irrelevante, pero lo sigo haciendo, es una rutina que me caracteriza: la manía, el proyecto concreto, el esfuerzo continuo y constante, la lucha por intangibles, realidades estables. Pero más allá, como dice el dual...hacer cosas, sin importar qué tipo de cosas, te mantiene vivo.

Junto monedas en un tarro de papas fritas, pero lo que comenzó como un proyecto en sociedad, hoy es una apuesta cerrada con dos amigos, esas personas extrañamente extrañas igual que uno. Una apuesta que se materializará en que el que junte más monedas, es decir la suma mayor de dinero en monedas, gana una comida en el Galindo, all incluisive (bueno todo, todo no!).

Este es el proyecto más concreto que tengo por estos días, porque todos las otras mil ideas que divagan por mi mente, que me golpean, que me sacuden, que me hacen viajar a mundos impensables, que me ponen en riesgo, que me desarman, que me atraen, que me excitan, dependen un 99% de mí y el 1% restante es completamente un misterio. En esta parte, muchos de los que leen este blog ("muchos" dijo la patuda) pueden estar pensando "pero si uno quiere algo, lo logra"; "uno maneja su destino"; y tantas otras sentencias absolutas, y les creo y por momentos asumo que empatizo con ustedes. Sin embargo no dejo de desconocer ese 1% en el que no tenemos control y me gusta mi 1% de posibilidades inciertas, porque por un instante dejo de "estar a cargo".


Muchos anotan todo lo que tienen que hacer en el día en una agenda o post it amarillo; otros coleccionan llaveros; algunos terminan libros, compran otros, y vuelven a leer todos sus libros;hay quienes salen a correr todos los días...todos tenemos nuestras rutinas.

Si bien, soy mucho más que una mujer de 27 años que junta monedas, no me da verguenza reconocer que hoy vivo por presentes casi cotidianos (arriesgándome a sonar fome y tan concreta), y mi capacidad de asombro actúa frente a mi nuevo corte de pelo, conocer a un vecino en el ascensor, recibir un llamado muy extraño, o enterarme de teleseries venezolanas por twitter (lo más gracioso es que yo no tengo, ni pretende tenerlo).

Tengo amigos admirables, tengo un bunker preciosamente cálido, paseos por la vega y por picadas únicas, fiestas de bailes interminables y...también junto monedas.